Publicado en Diario Cambio el lunes 21 de agosto.
Los Conjurados Erika Rivero Almazán
losconjurados76@hotmail.com
Un relato de bilis y jugo gástrico
Uno de los más fieles colaboradores del alcalde —desde antes de que fuera ungido como rector de la universidad— se acercó a su jefe para confiarle un secreto mortal: que desde el primer círculo de poder del gobierno del estado se había conjurando su aniquilamiento.
El edil, con una sonrisa sarcástica respondió que ya lo sabía: "pero quién coño en este estado no lo sabe, ¡por Dios!…".No le dio tiempo de encogerse de hombros. Rápido, conocedor del manejo de las elucubraciones y del misterio, su hombre de confianza —cuyo perfil nacional representar la calca exacta de René Bejarano—, disparó un susurró al oído:" No, jefe, el que no lo sabe es usted… me refiero a su aniquilamiento… no sólo en el aspecto político… sino en todos los sentidos… usted me entiende, ¿no?".
La sonrisa del rostro del alcalde se esfumó y una corriente eléctrica viajó por su espina dorsal. Estaba paralizado. ¿La noticia que le traía ese hombre era cierta?Dudó por unos segundos.Unos cuantos, nada más. La respuesta surgió inmediata. Ahí estaba junto a él, la traía arrastrando desde hace más de un año.Claro que era cierta.
Empezó a entretejer los episodios extraños e inexplicables: los micrófonos ocultos que encontró en su privado del Palacio Municipal, los autos sin placas que lo seguían hasta en sus citas más privadas, la infinidad de llamadas telefónicas que detectó como intervenidas, las amenazas dirigidas interceptadas por sus cercanos (y no tan cercanos).Claro que era cierta.
El presidente municipal terminó por asimilar la noticia como si se tratara de un mensaje de los arcanos previsores que trataban de salvarlo de un desenlace fatal.La garganta la tenía seca.Aún así, se esforzó por tragar saliva.La voz le salió pastosa, ajena.
—¿Qué más sabes?El hombre robusto, de cara ancha, hizo un brinquito cantinflesco para acomodarse los pantalones con ambas manos. El abdomen desparramado y el pantalón de vestir estrecho le cortaban la respiración.
—Que desde el gobierno del estado se contrató a un individuo de origen chiapaneco para que lo siguiera a todas partes y reportara todos sus movimientos. La intención es saber más cosas de usted para tenerlo bien agarrado, darle de periodicazos hasta debajo de la lengua. Y más tarde, eliminarlo. Lo ven como el enemigo a vencer. Les estorba para sus planes. Están dispuestos a hacer lo necesario para expulsarlo del partido, y en caso de que se resistiera, pues… eliminarlo.
—¿Cómo sabes que quieren… eso… eliminarme?—Porque ya investigué quién es el chiapaneco: allá, en su tierra está fichado por ser un asesino profesional y está siendo buscado por cielo, mar y tierra porque se le imputa la autoría de dos cementerios clandestinos… es un matón.
—¿Sabes quién lo contrató?—Sí, el secretario de Gobernación. Lo conoció en su tierra natal y desde que era diputado mantiene contacto con ese sujeto para encargarle trabajitos. Ya sabe, de la peor calaña. Dicen que anda metido en el tráfico de armas y cosas peores… eso si no lo sé con exactitud, pero es obvio que ellos no sólo buscan saber todos sus movimientos, con quién se reúne, a quién ve y qué hace todos los días. Para eso, no se arriesgaría en contratar a un matón profesional.
—No sabía que ése también me odiara tanto.
—Bueno, mi amigo, la verdad es que sí, si lo sabía, sobre todo cuando sabemos que a lo que le tira, tanto usted como él, es en convertirse en candidatos del partido para la gubernatura, ¿o no?—Bueno, a lo mejor si, pero nunca me imaginé que llegaría a estos extremos…
—Ni yo, pero es obvio que no sólo lo odia en el aspecto personal, sino que lo consideran el enemigo más peligroso dentro del partido, sobre todo ahora que Rafa emigró al partido azul.
—¿Esto lo sabe el gobernador?
—No lo sé, pero me imagino que sí. El secretario no se atrevería a tanto sin tener la autorización de su jefe. Sin embargo, lo que sí le puedo asegurar, mi amigo, es que el chiapaneco es quien está operando todo, personalmente y sin intermediarios.Esa noche, ni en la siguiente semana, el edil pudo conciliar el sueño… sí, tenía miedo. No podía mentirse así mismo. ¿Qué podía hacer?, ¿hablarlo con el gobernador?, por supuesto que no porque él ya estaba enterado y, seguramente, había aprobado la iniciativa de su secretario.
Blindarse.Sí, eso era.Blindarse por todos los frentes: contrataría a una escolta privada que se camuflara entre la gente, contrataría una línea segura de telefonía, nada de conversaciones vitales por celular, reduciría su círculo de confianza.Pero, además, tenía que hacer otra cosa: denunciarlo.Optó por declararlo a la prensa: me están siguiendo, el gobierno contrató a un espía para que me siguiera… así, si algo le pasaba, ya tendría un antecedente. Además, era importante curarse en salud y enviar un mensaje descarado: ya sé lo quieren hacerme… sobre todo tú.
Efectivamente, el mensaje llegó a su destinatario.El golpe reventó los nervios del secretario de Gobernación.Lleno de ira dijo a sus cercanos: "¿Cómo se atreve? ese doctorcito está loco, tiene una lengua muy larga y ya está desvariando. Es peligroso cuando se le despierta el delirio de persecución. Ahora si lo voy a hundir, para que vea con quien se mete".
Efectivamente, después de recibir la aprobación de su jefe, el chiapaneco-poblano se le fue a la yugular al edil: desde el cierre de las válvulas del recurso, el desquiciamiento del sindicato, revivir la insurrección de los ambulantes en el centro, romper los acuerdos para cancelar la llegada de un supuesto aliado a la dirigencia municipal del partido, jalar unos cuantos hilos para que las marionetas hablaran y acusaran al munícipe de traidor por andar viajando a Teziutlán para adelantarse a la campaña, hasta la respuesta pública ante los medios de comunicación, principalmente, en los noticieros de radio para denostar a quien había iniciado la guerra mediática.
Cuatro días después, y antes de que el destripadero salpicara más lo tabloides, el gran réferi apareció para apaciguar a las partes.Demasiado tarde.Ya se sabía que el Proyecto Z se convirtió en el Proyecto A, que el matón anda suelto, que el edil no tiene ni tendrá candidato que lo sustituya por falta de fuerza y que el partidazo deberá rezar para que los azules no crezcan.Sólo un milagro los salvará de odios caldeados en bilis y jugos gástricos.Es obvio que el canibalismo los aniquilará antes de que el 2007 se asome por la ventana de la contienda electoral.
COMENTARIO: ¡Que historia tan chafa! ¡Ahora si esta mujer se fumó un "churrototote"!
miércoles, 23 de agosto de 2006
MEJOR QUE CUENTEN UNA DE VAQUEROS
em 17:37
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